Colegio Aljarafe

Profesores Colegio Aljarafe
Profesores del Colegio Aljarafe. Autor de la fotografía desconocido. Fuente: https://colegioaljarafe.es/reconocimiento-ayto-mairena/

El siguiente texto fue escrito en 2005 para expresar y compartir mi preciosa experiencia personal como estudiante en el Colegio Aljarafe. Desde entonces ha sido bien recibido por los lectores, la mayoría antiguos alumnos, a los que agradezco sinceramente la acogida y sus comentarios en los diferentes lugares donde ha sido publicado. Con una pequeña edición, vuelvo a publicarlo en mi página web personal para seguir compartiendo mis palabras, mis recuerdos y desde luego, mi nostalgia.

Aunque está cargado de emociones, no se trata de un texto muy bien escrito. Podría tener decenas de correcciones pero he preferido cambiar muy poco la redacción original para conservar y seguir reflejando, si es posible, el pulso y la ilusión del momento en el que lo escribí. Aparte he mejorado el formato para adaptar la publicación al estándar actual en Internet y optimizar el posicionamiento en buscadores.

Volví a visitar mi colegio, esta vez acompañado de mi hija (Verano 2018) y fue sin duda, algo especial, para volver a recordar incluso detalles que ya estaba olvidando y no me perdono. Pero sobre todo por haber estado allí con mi hija y haberle enseñado una parte tan importante de mi. Os dejo con el texto original, estaré muy atento a vuestros comentarios si tengo la suerte de seguir recibiéndolos. Gracias por estar aquí.

Mis disculpas: Porque durante estos años en los que este artículo ha estado publicado en internet, he tenido la suerte que recibir comentarios y participación de compañeros y amigos del colegio. Comentarios que para mi tenían un enorme valor y por desgracia se perdieron durante el mantenimiento online de este artículo. A tod@s aquell@s que vinisteis aquí a participar, mis disculpas. He perdido vuestras palabras, que era de lo que poco que conservaba de vosotros. Ahora, a finales de 2020, vuelven a aparecer comentarios de nuevo, como el de mi amigo y compañero Jose María, que ya conservo bajo estas lineas.

Nota: Este artículo no es solo texto, son infinitas imágenes invisibles, miles, millones de fotografías que por desgracia solo conservo en mis recuerdos. Pero una de mis tareas pendientes es volver al castillo para fotografiarlo. No como fotógrafo (uno de mis oficios), sino como Luis Serrano. Consultaré si tengo permiso para hacerlo en cuanto me sea posible.

 


Colegio Aljarafe, el Reino donde crecí.

 

Recuerdo con tanto cariño, que hasta duele, aquel colegio. Inmenso, lleno de cosas maravillosas y gente mayor que me enseñaban como se debe crecer: libre y amando. No puedo evitar enumerar, más por necesidad personal.

Aquel teatro con un techo hecho de cielo y aquel parque que dejó de ser zoo antes de que pudiera grabarlo en mi infantil memoria de los 80. Parvularios, el pasillo de un barco que miraba a un mar lleno de neumáticos y patos, la cafetería que cerró dejándonos a todos aquel buen sabor a café y mantequilla. La plastilina y las ceras blandas de mis primeros años en aquel castillo de ventanas gigantes.

Fuentes de piedra por todos lados, recuerdo el sabor del agua, recuerdo mirarme la cara reflejada en el grifo, mientras bebía con la boca pegada, antes de entrar en clase. Recuerdo los pupitres marrones con las firmas de los que antes habían estado en allí. Tantos lugares y recuerdos dentro de aquel colegio que me vio crecer.

Grabada a fuego la imagen de Maribel, mi profesora de párvulos, la libertad en persona, que hoy en día hubiera sido mi musa, con su pelo negro y largo, sus gorros, sus sonrisas, bohemia de personalidad única y sorprendente.

El pelo dorado y rizado de Jose Luis, también en párvulos, la bondad, un hombre que pareció nacer para dar amor a sus pequeños alumnos, cuanto lo echo de menos.

Tampoco olvido, aquellas ventanas que muchos decidimos usar como asientos o tumbonas blancas al Sol del recreo (y al Sol de alguna clase). Parece que fue ayer cuando abría las puertas de los servicios como si fuera un pistolero entrando en un bar del oeste, las columnas de cemento liso y los suelos llenos de pisadas, las grandes escaleras con bordes de goma que subían hasta la segunda planta desde donde podías ver el patio con su fuente y los rosales, o viajar hasta el gimnasio de Mejias, Kity o Mariola después.

Recuerdo cuando un jugador de baloncesto famoso nos visitó y recuerdo al enorme Ramón, la fuerza, el valor, la ira, la verdad y la mentira, el poder, la vergüenza y la desvergüenza, paseando su barba y su coleta entre nosotros, vestidos con leotardos para sus clases. Cuanto tengo que agradecerle a Ramón, que me enseñó el camino para tranquilizarme, para enfurecerme, para apreciar las cosas bellas y sacar lo bello del dolor, no miento, así fue mi relación con el.

RUIDO, la revista del colegio donde publiqué un cómic llamado “Nightmare” o aquel muro donde dibujé con otros amigos un graffiti tras ganar el concurso de mascotas. Francisco abría y cerraba las puertas del castillo, Francisco velaba por el colegio con sus vaqueros y sus camisas bien ajustadas, Francisco, el hombre que vendía bocadillos en las puertas del comedor que nunca visité para comer.

Recuerdo a Enya, de fondo en las clases de literatura con Manuel, la picardía, con sus comparaciones que sacaban la risa de cualquiera. Juan Palomas, los derechos y la lucha , sus matemáticas fueron las mejores del mundo y sus palabras, siempre, las más correctas.

Javier, la paz, nuestro profesor de religión que aguantaba el dolor de la enfermedad en sus huesos, apretando los dientes mientras simulaba escribir en la pizarra, fue, sin duda un ejemplo de dedicación y esfuerzo para todos.

Pepe Villagrán y Jose Pereira, eran el ánimo y la espontaneidad, yo los conocí en persona y hoy estoy orgulloso de haber estado en sus clases. Rosario, la naturalidad y las segundas opciones, que me hizo viajar en el tiempo, pensar diferente y conocer a reyes, dioses, culturas y civilizaciones. Martín, con el que soñé a ser famoso, fue el quién me enseñó además de su asignatura, que “milpesetas” no era solo dinero y que “humo!” significaba que podíamos salir de clase, tras despedirnos de el y Bruce S. :), que grande era Martín.

Paco Gracia, la sencillez de las cosas, el agradable profesor de inglés que primero se preocupó por ser más amigo que profesor, y terminó siendo grande en la enseñanza y en la amistad. Tere,  la belleza de las cosas que nos rodean, mi profesora de biología con la que todos compartimos lágrimas al conocer el trágico accidente de su marido.

El insuperable Enrique Robles, la complicidad, el humor, lo gracioso de las cosas serias, y aquel espectáculo que dimos, “Los premios MOSCAR”, no olvidaré nunca a todo el colegio mirando nuestro show, todos riendo y aplaudiendo nuestra actuación. Sin Enrique, tampoco sería quién soy hoy.

Carmen en "material", la bondad en forma de mujer, era imposible no cogerle cariño.

De algunos de mis profesores ya no recuerdo el nombre y llego a sentirme mal, pero conservo cosas más importantes que me dieron. A todos ellos, sinceramente gracias, de verdad.

Luis Serrano.

6 comentarios en «Colegio Aljarafe»

  1. Con 43 años desde Suiza, aun recuerdo todos esos dibujos que con maestria suprema aparecian a trazos en un papel blanco. La vida que dabas a esos bocetos fue para mi un privilegio ver como les dabas forma. Un abrazo conpañero y tenemos que volver a vernos. Con todo cariño y como tu padre en paz descanse. Jose Maria "El tempranillo"...

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    • Que alegría leerte, Jose María, mi buen amigo de aquellos años. Te guardo todo el cariño y te agradezco de verdad que hayas pasado a decirme que sigues ahí, con frases tan bonitas. Gracias también por recordar a mi padre, el siempre te tenía presente y valoraba nuestra amistad. Te quiero canalla, un abrazo inmenso.

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  2. Luis, soy Bárbara. Madre mía qué bonito lo que escribes y así fue de precioso. La mejor etapa de mi vida. Debemos sentirnos orgullosos de haber estado en el mejor colegio, con los mejores profesores, los mejores compañeros y no cambiaría nada. Recuerdo los vagones de trenes donde íbamos a las clases de lectura, el huerto, cuando Manolo nos leía "Matilda", recuerdo la música de Enya, la granja escuela del Molino de Lecrin. ¿Te acuerdas de la canción...."amenaza de bomba hay en mi cole y nos vamos al campo por caracoles, profesores y niños y hasta las niñas nos ponemos morados comiendo piñas, piñas, piñas, piñas!!! Jajajajaja. Recuerdo aquel fin de curso donde canté para todo el cole, ay Dios qué nervios!!! Y tantas y tantas cosas....Recuerdo la obra "La Celestina" y recuerdo con especial cariño a Manolo Prieto, Paco Gracia, Pepe Pereira y mi primera profesora Blanca cuando entré en primero de EGB. A todos ellos y a todos mis compañeros gracias para siempre.

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  3. Hola Luis, todo lo que dices es muy cierto gracias por escribirlo y compartirlo, a mi también se me quedó grabado para siempre toda la época del cole ya que nos criamos allí y compartimos muchísimas cosas con los compañeros, a la mayoría no los volví a ver en años hasta la última reunión de antiguos alumnos en las que se dispararon muchas emociones,a otros no los he vuelto a ver en mi vida, es una pena porque nos criamos juntos, según escribes parece que eres un poco mayor que yo ,ahora voy a cumplir 41,pero las cosas que dices y los profesores de los que hablas muchos también eran los míos y viví todo eso también desde párvulos, hoy en día tengo la gran suerte de que mis hijos también están allí y se están criando como yo lo hice,voy todos los días pero ya no hay rutas ni hay trenes pero la enseñanza se mantiene que es lo importante les encantan las excursiones pintar y disfrutan siendo libres,y sigue habiendo personas que están en contra de este tipo de enseñanza pero para mí es la que vale y me hace ser quien hoy soy,os mando un saludo a tod@s los que se tomen un momento para leer tu escrito y recuerden los buenos momentos que pasamos en el cole

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    • Sergio, discúlpame! Hasta ahora no supe de tu comentario ya que llevo algún tiempo sin pasar por la administración de esta web. Gracias por tus palabras, me alegra de verdad leerte y ver que hemos disfrutado las mismas experiencias en años diferentes. Te mando un abrazo muy fuerte Sergio, me tienes por aquí para lo que se te ofrezca,, sin conocernos, compartimos mucho, verdad? 😉

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