Introducción a El Pais de Adea

País de Adea. Rio y desierto

Adea, como país, es lo mismo que la completa extensión de tierra que puede verse desde el aire. Solo una superficie rodeada de agua mojando los cuatro bordes de papel de su propio mapa. Después del agua, no hay nada más, solo existe Adea, como mundo, como lo conocido y como único país para los habitantes de sus tierras. Sin embargo el país no es pequeño, de hecho, es la extensión de tierra más grande que nadie pueda haber conocido. Hay 10 horas de luz en Adea y 25 horas de oscuridad. La noche, es lo mejor del día para los Adeanos, que solo necesitan dormir 4 horas para sentirse despiertos. 31 horas dan para mucho en El País de Adea, incluso cuando duermen, los Adeanos son gente sorprendente, para bien y para mal.

En algún momento tendré que contaros como los Adeanos se separaron y se repartieron por todo el mapa, pero será en otra ocasión. Antes de que eso ocurriera, los habitantes de Adea formaban una única comunidad donde todo era demasiado perfecto, incluso para ellos. Los más viejos de allí, aun recuerdan como sus abuelos les contaban lo que les contaron sus padres, que a su vez les contaron sus tatarabuelos – Todos vivíamos juntos y parecía perfecto – Después de decir eso a sus hijos y nietos, dicen poco más, porque a la mayoría de ellos no les gusta recordarlo. Pero todo a su tiempo.

A pesar de estar rodeada de agua e interminables ríos, Adea no es tierra fértil, en su mayoría es compacta e impenetrable. Así que el agua, un día cedió en sus intentos y ahora sigue su camino al mar, en líneas rectas de gran caudal y velocidad. En pocas regiones pueden verse bosques o vegetación, pero cuando la tierra se deja, el espectáculo es la suma de todo lo que no pudo crecer en otro lugar. Después de todo, 10 horas de Sol no dan para tanto a cualquier forma de vida en Adea que se atreva a evolucionar practicando la fotosíntesis. El Sol nunca pudo ser una buena fuente de energía en Adea, y ya veréis que eso es una gran ironía al final de esta historia. Por ahora quedaos con los preciosos y escasos oasis del País, y Disú, el rio más grande de Adea.

Antes de empezar a contaros la historia que hoy me tiene aquí, os hablaré un poco más de los Adeanos, su forma de vida, sus costumbres, ocupaciones, sus ilusiones, sus miedos y sobre todo, sus encantos.
Como en Adea no existían los aviones, los Adeanos tuvieron que aprender a volar sin ellos, resulta encantador. Y lo mismo ocurrió con la ausencia de teléfonos o armas. Cada Adeano, por separado, tenía una capacidad evolutiva muy avanzada, pero carecían de una buena organización social que les permitiera también, evolucionar cultural o científicamente. Estaban estancados en una especie de edad media compuesta por clases sociales muy religiosas que levantaban templos para adorar a sus dioses, también encantadores. El culto a entidades más evolucionadas en El País de Adea, no era cuestión de creer o no en Dioses, de hecho, existían.

Es buen momento para contaros que los Adeanos dedicaban la mayor parte de sus vidas a la evolución de la mente y la fuerza interior. Con los años conseguían dominar completamente su capacidad para enfocar y proyectar la energía de sus cuerpos. De esta forma los Adeanos evolucionaban, y sus generaciones eran cada vez más perfectas como forma de vida. La enseñanza en Adea se centraba, pero no se restringía en dar buena formación a los poderes de la mente. Ellos lo llamaban Annambáh – Las Artes -. También se impartían clases de religión, sociedad y desarrollo. A su vez, Las Artes se dividían en dos grandes grupos didácticos: Annamb-intú y Annamb-dsosé – Las Artes de la Mente y Las Artes de la Música -.

Los Adeanos gozaban de una creatividad musical innata y extraordinaria. Descubrieron que la música no era solo una forma de expresión artística, sino el objeto de inspiración, motivación y profusor de todos sus sentidos y fuerza interior. Así adoptan la música (dsosé) como materia de enseñanza para su correcto uso y aprovechamiento.